miércoles, 25 de octubre de 2017

El libro de mi destino, Parinoush Saniee

Tengo que decir que pocos libros me han hecho disfrutar tanto como éste. Por varias razones. Primero porque es un libro que no tiene más pretensión que contar una historia, la de Masumeh, tal y como fue, sin alharacas ni aspavientos, con sencillez y honestidad. Segundo, porque su fuerza no reside ni en la magnificencia del lenguaje, ni en una vasta demostración de conocimientos históricos, ni en adornos, giros o sobresaltos. Su fuerza son sus personajes. Para crearlos, Saniee echó mano de sus estudios estadísticos como socióloga y de sus perfiles humanos como psicóloga para darles credibilidad y una base sólida. A pesar de todo, su novela fue prohibida en su país, Irán, en reiteradas ocasiones, hasta que consiguió ver la luz en 2014.

La vida de la joven Masumeh en el Teherán de los años previos a la revolución de 1979 no es más ni menos que la historia de Irán desde los años del Shah Reza Pahlevi hasta la actualidad, pasando por la revolución islámica que acabó con el ascenso al poder del ayatolah Jomeini. Masumeh, con 16 años, a lo único que aspira es a poder estudiar y a no verse relegada al papel que la sociedad tradicional persa les tenía reservado a las mujeres: quedarse en casa a esperar a que las casaran con algún hombre elegido por su familia.

Cuando conoce al joven Said y ambos se enamoran, el honor de la familia entra en juego y da al traste con las ilusiones de Masumeh: se le prohíbe seguir estudiando y se la encierra en casa donde es sometida a la más brutal violencia, tanto física como verbal, por parte de sus hermanos y del resto de su familia. Es impactante el trato tan denigrante y vejatorio del que es objeto, el sufrimiento que se le infringe por haber mancillado el nombre de su familia. La única salida digna que le queda a Masumeh es casarse con alguien rápidamente y salir del hogar familiar, donde es repudiada e insultada.

El hombre elegido es Hamid, un hombre afable, culto y entregado a sus actividades políticas, que casi no presta atención a su joven esposa ni a los hijos que van llegando. Y es aquí cuando empieza su verdadera lucha: la de una mujer sola, con hijos pequeños a los que criar, con un marido ausente al que no abandonará cuando éste es perseguido y apresado por sus ideas políticas.

Y así, gracias a Masumeh, asistimos al complejo proceso de revolución y reinvención que ha sufrido Irán desde entonces hasta la actualidad. Y cuando los años aligeran la carga de esta mujer y puede por fin volar libre, se enfrenta de nuevo al drama de tener que elegir entre su felicidad personal o las normas que imponen las tradiciones.

No dejéis de leer a Parinoush Saniee si os entusiasman las historias contadas con valentía y sin miramientos, con la descarnada verdad como motor de la vida. Ya pude catar el buen hacer de esta magnífica autora con su novela Una voz escondida, cuya reseña podéis leer aquí. Pero con El libro de mi destino ha logrado convencerme de su fuerza como escritora y como mujer. Si sois, como yo, defensoras acérrimas de los derechos y libertades de las mujeres, disfrutaréis con este libro de una lectura significativa e impactante.
También os recomiendo leer la entrevista que se le hizo en Babelia en agosto de 2014 cuando su novela fue por fin publicada.

viernes, 13 de octubre de 2017

Pandora al Congo, Albert Sánchez Piñol

Contra el ruido, el silencio. Contra la ignorancia, los libros. Muchos estaréis de acuerdo en que no hay mejor manera de evadirse de lo que a uno le rodea que una buena historia. Tal y como os decía en el último post, iba a reseñar cada uno de los libros que leí este verano. El primero de la lista es Pandora al Congo, (2005) del genial Albert Sánchez Piñol. Conocí al autor gracias a mi amiga Susanna Vilagran, que me regaló hace ya años la primera novela de Sánchez Piñol. Si ya leísteis La pell freda, 2002 (La piel fría), sabréis que el catalán es un maestro a la hora de plasmar sociedades imposibles en las que las relaciones entre seres humanos y seres indefinidos no hacen más que evidenciar nuestros miedos, anhelos y sueños. Sánchez Piñol, antropólogo y africanista, aprovecha sus extensos conocimientos sobre el Congo, país al que viajó en varias ocasiones para escribir su tesis doctoral, para orquestar una novela que, como un juego de muñecas rusas, esconde dentro de ella otras historias que desvelarán, a su vez, una nueva realidad.

El punto de partida de Pandora al Congo es el Londres del inicio de la Primera Guerra Mundial. Allí, Tommy Thomson, un joven que trata de ganarse la vida como negro literario y que malvive en una peculiar pensión regentada por la inefable señora Pinkerton y habitada por personajes cuanto menos pintorescos, conoce por casualidad al abogado Edward Norton, que le encarga un trabajo muy singular. El cliente de Norton, un minero galés llamado Marcus Garvey, está acusado de haber matado a dos jóvenes hermanos, aristócratas ingleses, a los que acompañó en una expedición al Congo. Todas las pistas apuntan a que Garvey es culpable, pero Norton, encargado de su defensa, le pide a Tommy que se entreviste con aquel en la cárcel para que le explique su versión de los hechos, escriba un libro sobre su relato y que éste les sirva para exculparlo.

Es aquí donde empieza la asfixiante narración de estos tres personajes en el Congo; una historia sobre opresores y oprimidos que no saben que bajo el ardiente suelo del África más profunda se esconde el terror más absoluto.

Si en La pell freda Albert Sánchez Piñol nos hizo sentir miedo, frío y desamparo, en Pandora al Congo no podemos escapar al calor, la asfixia y la claustrofobia.

No dejéis de leer a este autor si no lo conocéis. Estoy segura de que os sorprenderá su facilidad por hilar historias sin dejar nada al azar.