jueves, 30 de marzo de 2017

Manual para mujeres de la limpieza, Lucia Berlin

Nadie sabía nada de Lucia (pronunciado Lu-sí-a) Berlin hasta hace muy poco. La autora estadounidense (1936-2004) escribió 77 relatos a lo largo de su vida. Tuvo un reducido número de fieles lectores y seguidores, pero su obra nunca llegó a las grandes masas. Hasta 2016, cuando Alfaguara se suma al fenómeno editorial y decide rescatar y publicar una colección de sus mejores relatos bajo el título Manual para mujeres de la limpieza (2016).
 
Debo decir que el relato corto no es un género literario que me entusiasme, pues muchas veces me deja la sensación de haberme perdido gran parte de la historia completa y los finales abruptos siempre me pillan a contrapié. Además, tras leer hace unos años los relatos de El amor de una mujer generosa, de la premio Nobel canadiense Alice Munro y no disfrutar con ninguno de ellos, el género cayó en desgracia. Aun así, y sucumbiendo ante las críticas literarias y las modas, compré el recopilatorio de Berlin libre de prejuicios y con buena disposición para leerlo.

No me defraudó en absoluto; es más, me entusiasmó. Leer los relatos de Lucia Berlin es como estar sentada con ella fumando y escuchando de su boca su vida. Una vida increíble: su infancia en Idaho, Kentucky y Montana, Alaska, su glamourosa adolescencia en Santiago de Chile con fiestas en las que se codea con el mismísimo Aga Khan, sus estancias en México, Nueva York y El Paso, donde frecuenta a alcohólicos y a drogadictos. Porque su vida fue así, salvaje, terrible, preciosa, interesante, convulsa, siempre dominada por un alcoholismo del que sólo pudo escapar los últimos años de su existencia.

Manual para señoras de la limpieza no es una autobiografía, es un relato de ficción, pero detrás de cada una de las mujeres protagonistas de sus cuentos, profesoras, ayudantes de dentista, enfermeras de urgencias, telefonistas, mujeres de la limpieza, escritoras, alcohólicas, presas, madres desesperadas, está Lucia. Todas esas mujeres son ella porque ella fue todas esas mujeres. Y nos lo cuenta sin dramatismos, sin grandilocuencias, sin exabruptos ni delicadezas, tan sólo tal y como sucedió.

martes, 7 de marzo de 2017

Una voz escondida, Parinoush Saniee

La psicóloga y socióloga iraní Parinoush Saniee se dio a conocer en nuestro país como novelista en el año 2014 cuando Salamandra publicó su primera obra, El libro de mi destino (2003), inspirada en las mujeres que vivieron la Revolución Islámica en Irán a finales de los años 70 y principios de los 80.
 
Con esta segunda novela, la autora persa nos lleva por unos caminos socialmente menos convulsos, pero íntimamente dolorosos. Basada en la historia real de un niño que no habló hasta cumplir los 7 años, Una voz escondida nos habla, sin tapujos y de forma clara y directa, de las nefastas consecuencias que la indiferencia y la insensibilidad de los padres hacia sus hijos traen.

Shabah tiene 5 años y todo el mundo le dice que es tonto y estúpido porque todavía no ha pronunciado una palabra. Sus padres creen que tiene un retraso mental, a pesar de que los especialistas les han dicho que al niño no le ocurre nada. Su hermano mayor, un estudiante brillante excesivamente presionado por su padre para ser el mejor, y su hermana pequeña, una parlanchina de 2 años que es, para todos, la alegría de la casa, no parecen ayudar a Shabah a salir de su mutismo. Pero él habla, habla con sus amigos imaginarios Asi y Babi de lo triste que se siente al ver que nadie le presta atención, que todos creen que es idiota, menos su madre, que le defiende de los duros ataques de su padre quien, sin ningún pudor, dice que su hijo le avergüenza, que es retrasado, que está loco y algún día acabará matando a alguien.

Saniee nos hace sentir, a través de las palabras no dichas de Shabah, el profundo dolor que siente el niño por la falta de afecto y cariño que le profesan los demás y por ver que su madre, a pesar de que le quiere mucho, le considera un problema y le dice constantemente que va a acabar con ella.

La falta de amor y protección es lo que convierte a los niños en monstruos, no la tan cacareada falta de límites en nuestros hijos, ni la educación más o menos permisiva, ni las corrientes pseudo-educativas del “un cachete a tiempo”. Es la crueldad y la ignorancia de los padres hacia sus hijos lo que convierte a los niños en seres tristes y vacíos, con lacerantes sentimientos de rencor y venganza que les pueden llevar a actuar de forma aciaga.

Tal vez deberíamos reflexionar acerca de las relaciones que tenemos con las personas más cercanas, pues la cercanía nos puede hacer creer que conocemos bien a quien tenemos al lado cuando, en realidad, a pesar de ser parte de una misma familia, podemos estar muy lejos los unos de los otros.

 

A few of the girls, Maeve Binchy


Maeve Binchy ha sido una de las autoras más prolíficas que he conocido, al menos en la literatura anglosajona. Ha sido la gran maestra del costumbrismo y nos ha contado en todas y cada una de sus novelas sencillas y, a la vez, maravillosas historias de la vida en Irlanda; sobre todo, de sus habitantes. Los personajes de Binchy son viejos conocidos, gente como nosotros, con sus pequeñas y grandes vidas, sus dramas, sus alegrías y sus decepciones.

El éxito de la autora reside en lo bien que conoce el alma humana y sus libros no nos hablan de otra cosa que de las relaciones entre las personas: temas universales como el amor, la amistad, el paso del tiempo, la vida y la muerte son la piedra angular de toda su obra. Leer a Binchy es como llegar a casa y ponerse cómodo, ser testigo de la vida de esa chica de la casa de al lado que se ha peleado con sus padres, del señor que nos encontramos en la parada del autobús y que ha perdido su trabajo, del chiquillo que ha tenido que dejar el colegio porque está enfermo… Y nosotros, los lectores, somos parte de esos personajes, porque sabemos cómo se sienten, porque su existencia es tan parecida a la nuestra... Porque, aunque los tiempos cambien, las personas seguimos siendo las mismas.

A pesar de que la autora murió hace casi 5 años, sus obras se siguen reeditando. A Few of the Girls (2015) es una magnífica recopilación, seleccionada por su agente y sus editoras, de lo mejor de su obra literaria, llena del calor, del encanto y del humor que ha sido siempre la esencia de Maeve Binchy.

lunes, 6 de marzo de 2017

Las chicas, Emma Cline

El debut de esta joven autora, nacida en 1989, es realmente deslumbrante. Las chicas es una historia que se basa, muy libremente, en la terrible matanza llevada a cabo por Charles Manson y sus chicas en 1969. Al verano de ese año nos traslada Cline, cuando nos presenta a la adolescente Evie Boyd, una joven de 14 años hija de padres divorciados que detesta a su madre y aborrece su vida en Petaluma, localidad rural al norte del estado de California, donde la chica languidece bajo el sol del verano esperando a que pase algo.

Su hastío le lleva un día a fijarse en un grupo de chicas, mayores que ella, de aspecto hippie, que parecen ser libres y felices, algo que Evie anhela con toda su alma. Tras un primer contacto con ellas, Evie decide hacerse amiga suya, pero no le va a resultar fácil, ya que la que aparenta ser la líder del pequeño grupo, Suzanne, no parece dispuesta a tenerla en mucha consideración. Aun así, acaba yéndose con ellas a una especie de comuna por la que pululan, junto a la porquería, la mugre, los insectos y la podredumbre, otras chicas, algunos niños y un gurú, Russell, que ejerce una nefasta influencia sobre todas ellas. Bajo la consigna del amor libre, la espontaneidad y la libertad las chicas beben, fuman, se drogan, roban y mendigan. Evie, fascinada con Suzanne, trata de imitarla y complacerla y se ve expuesta a situaciones denigrantes y actos deleznables.

La fuerza de la novela reside en la visión profunda y detallada de la vida adolescente de Evie que la autora nos proporciona: sus sentimientos, sus emociones y su vida social, su relación con el mundo. De forma magistral nos introduce dentro de Evie, somos Evie, y vivimos con ella su vida en la comuna, su relación con Suzanne, con las otras chicas, también con su madre y con su padre, el ritmo in crescendo de la historia que estallará en un final sobrecogedor.

A pesar de que el relato transcurre en su mayor parte durante el verano de 1969, hay un segundo tiempo, el actual, desde el cual una Evie de mediana edad nos relata los acontecimientos que acaecieron durante esas semanas. No me queda claro el propósito de la autora a la hora de incluir esta segunda voz en la narración, ya que no aporta nada de valor a la historia principal. Pero lo cierto es que Emma Cline consigue llevarnos de la mano a conocer en primera persona a esas chicas, las chicas.